martes, 31 de enero de 2012

EL SÍMBOLO PERMANENTE DEL HORROR Y DE LA VIOLENCIA.

Imaginaos por un momento que a un grupo de monos domésticos descerebrados (tan abundantes entre los de vuestra especie) se les ocurre capturar a un perro… para proceder a maltratarlo acto seguido.
Después de golpearle reiteradamente y de clavarle sobre su cabeza trozos de zarza seca repleta de punzantes espinas, le derriban sobre unos tablones de madera. A continuación, y mientras unos sujetan al pobre cánido, otros, provistos de martillos y clavos, proceden a clavar sus extremidades anteriores y posteriores sobre los maderos. El animal, vivo aún, sangra abundantemente y se retuerce de dolor.
Ajenos a tanto sufrimiento, los humanos asesinos, entre risotadas, levantan al pobre animal para colgarlo en una pared a fin de que su hazaña pueda ser contemplada por todo el mundo.

Si este hecho y la contemplación del cadáver os horroriza, imaginad por un momento como os sentiríais si el protagonista de la tortura y muerte, en lugar de pertenecer a otra especie fuera un mamífero perteneciente a vuestra propia especie.

Desde que estoy conviviendo entre vosotros estoy harto de ver el obsceno espectáculo de uno de los vuestros colgando en las paredes de gran variedad de edificios públicos.
Este abominable espectáculo, lejos de herir vuestra sensibilidad parece fomentar una querencia por el exhibicionismo macabro.

Los que se empeñan en exhibir esta imagen por doquier pertenecen a la, cada vez más menguante, secta religiosa de los cristianos. Esta gente, por lo visto, no respeta ni el sentimiento ni las creencias de los monos domésticos que siguen otras religiones.
Como tampoco respetan a los millones de ateos o agnósticos a los que pueda molestar profundamente la exhibición de la imagen de un humano torturado y maltratado.

¡¡ Basta ya de crucifijos en lugares públicos ¡¡



Si os gusta contemplar este espectáculo… guardadlo para la intimidad de vuestras casas, pero no nos lo impongáis por la fuerza a los demás. Respetad el buen gusto de los que no gustan de la violencia.

El pasado domingo el diario El País publicaba una entrevista a un tal Ruiz-Gallardón, vuestro recién estrenado Ministro de Justicia.

Aquí tenéis un fragmento de la misma:

P- ¿Por qué en un Estado aconfesional sigue habiendo crucifijos en colegios y edificios públicos?
R- Porque la libertad religiosa permite la existencia de símbolos religiosos.

P- Pero sólo están los símbolos católicos…
R- Por encima de cualquier creencia, este es un símbolo de paz. A nadie le puede molestar si se ve así.

Al Sr. Ruiz-Gallardón la imagen de un humano torturado, clavado en una cruz y chorreando sangre por varias heridas le parece “una imagen de paz”.

Ruiz-Gallardón, por lo visto, en ningún momento contempla la posibilidad de que a alguien le pueda horrorizar o herir su sensibilidad la autentica imagen de la violencia y tortura representada en el crucifijo.

¿Cómo puede un Ministro de Justicia cometer la inmensa injusticia de imponer por la fuerza la exhibición de símbolos de determinada secta religiosa en los edificios públicos de un Estado aconfesional?

No me extraña que la imagen de la Justicia la representéis con los ojos vendados ¡¡¡